Dios nos perdona de una vez por todas y nos permite emprender una nueva vida... |
“Me
practiqué un aborte hace tres años. El novio con el que me involucré
sentimentalmente, siendo cristiana, me embarazó y dijo que no respondería. Creí
en él porque iba a la iglesia . Cuando me dejó en esa
situación, dejó de asistir. Nadie se enteró de mi decisión. Desde entonces vivo
un infierno. Siento que Dios no me perdonó, aunque le he pedido muchas veces
que lo haga. Dejé de ir a la
iglesia . No me
siendo digna de ser Su hija.”
O.S.G.
desde ciudad de Panamá.
Respuesta:
La primera pregunta que
debemos hacernos, para responder al interrogante que se formula, es ¿Quién no
ha cometido errores? Sin duda no hay ni siquiera uno. En mayor o menor medida,
todos hemos errado.
Incurrimos en fallas cuando
obramos movidos por el corazón y no por la búsqueda sincera de Dios en procura
de guía para las decisiones que tomaremos.
Una imagen que ilustra los
beneficios de ir al Padre para que nos oriente, la representa alguien que está
en lo alto de una montaña. Él conoce lo que hay antes de esa montaña y, dada su
posición privilegiada en lo alto, sabe lo que hay después. Así es Dios, no solo
nos creó sino que sabe lo que ocurrió y lo que ocurrirá. Por esa razón debemos
consultarle respecto a las decisiones trascendentales que nos vemos abocados a
tomar.
En el caso específico de la
persona con la que nos involucramos sentimentalmente, es esencial que
presentemos a Dios esa situación.
Aún si el pretendiente asiste
a una congregación, ése hecho no determina que sea el más idóneo. Casos se han
dado de chicos que, en apariencia, son creyentes; sin embargo están tras otros
objetivos. Una vez los consiguen, como por ejemplo conquistar una chica, dejan
de congregarse.
¿Por qué el complejo de culpa?
El complejo de culpa que usted
arrastra, se ha convertido en una poderosa ganancia para Satanás. Él está
sacando provecho de su desánimo y sensación de indignidad para sacarla incluso
del camino cristiano.
En la Biblia leemos que el
enemigo espiritual nuestro, busca sembrar pensamientos derrotistas en nuestro
ser, acusándonos de los errores pasados. “Entonces oí una
gran voz en el cielo, que decía: “Ahora ha venido la salvación, el poder y el
reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido expulsado el
acusador de nuestros hermanos, el que nos acusaba delante de nuestro Dios día y
noche”(Apocalipsis 12:10).
Observe cuidadosamente que las
veinticuatro horas del día, Satanás ejerce su labor de acusación. Él coloca
ideas en su mente, buscando que vuelva atrás en su vida espiritual. Le lleva a
sentirse culpable.
Cuando vamos a Dios en una actitud de arrepentimiento, el Señor nos perdona... |
Pero gracias a la obra del
Señor Jesucristo, quien murió en la cruz por sus pecados y los míos, el diablo
y sus secuaces están vencidos. Así lo describe el apóstol Pablo: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que
justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que
también resucitó; el que además está a la diestra de Dios, el que también
intercede por nosotros”(Romanos 8:33, 34).
¿Se da cuenta? Usted es una
mujer escogida por Dios. Si bien es cierto cometió un error al practicarse el
aborto, el Padre ya la perdonó y –aunque Satanás ha querido sembrarle
sentimientos de culpa—nuestro amado Señor Jesucristo intercede por usted.
¿Dios ya le perdonó?
Cuando vamos a Dios en sincero
arrepentimiento en procura de perdón, Él en su infinito amor y misericordia,
nos perdona.
¿Qué ocurre entonces con el
pecado cometido? Dios lo olvida, tal como leemos en las Escrituras: “¿Qué Dios hay como tú, que perdona la maldad y olvida el
pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se
deleita en la misericordia. Él volverá a tener misericordia de nosotros;
sepultará nuestras iniquidades y echará a lo profundo del mar todos nuestros
pecados”(Miqueas 7:18, 19).
Hay términos del texto bíblico
que vale la pena subrayar. Le invito para que lo lea de nuevo y anote, entre
las características de Dios, que Él es misericordioso, olvida el pecado, deja
de lado su enojo y echa en lo profundo del mar nuestros errores.
¿Dios ya le perdonó? Por
supuesto que sí. Lo hizo desde el mismo momento en que usted fue a su presencia
arrepentida en procura de ser perdonada.
¿Qué sigue ahora? Perdonarse a
sí misma. Ese es el paso a seguir. Si Dios en su infinita bondad la perdonó,
¿qué sentido tiene que usted se siga sintiendo indigna y culpable?
Recuerde que además de amar a
Dios, es necesario que aprendamos a desarrollar amor propio, como enseñó el
Señor Jesús.
En cierta ocasión fue
interrogado por algunas personas respecto a cuál era el más grande e importante
mandamiento.
“Jesús le dijo:--Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el primero
y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo”(Mateo 22:37, 38).
Usted debe amarse a sí misma
y, por tanto, perdonarse. Gracias al Señor Jesús delante de él se abre una
enorme oportunidad para comenzar de nuevo.
No deje de congregarse porque,
sin duda, en nada contribuirá a salir de la situación que enfrenta. El Señor
Jesucristo mismo, de quien debe marchar tomada de su mano y en oración, es
quien obrará la sanidad interior que tanto necesita...
Si
tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com o llamarnos al teléfono (0057)317-4913705
©
Fernando Alexis Jiménez
CONSEJERIA
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