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La violencia marca a nuestra familia

La violencia intrafamiliar tiene muchas formas
de manifiestarse

“Llevo siete años compartiendo la vida con una esposa que, reconozco, es maravillosa. Tenemos dos hijos. Las relaciones se han deteriorado bastante. Reconozco que me salgo de casillas. Mi esposa se desespera, y con razón, porque si ella no me da la razón siempre, pues estallo. Por momentos no se qué hacer. Pido a Dios que me ayude en todo esto, y a ustedes, que me orienten.”
P.L.B., desde Salaverry, Perú

Respuesta:

El problema, sin duda, no está en su familia sino en usted. Esa situación tiene dos direcciones hacia las cuales le aconsejo que se encamine. La primera, Dios. Sin duda, reconocer que ha cometido errores es ya un buen indicio. Revisar dónde están los errores y disponerse a corregirlos.
            El segundo aspecto es que, en mi humilde criterio, es bueno que se entreviste con un sicólogo cristiano. Hay situaciones de su niñez que debe revisar, porque usted mismo quedó marcado por hechos que hoy le llevan a repetir el mismo comportamiento violento que apreció.
            Ahora, algo que está en sus manos en pedirle a Dios que le ayude a detener la cadena de la violencia intrafamiliar que le afecta a usted—por la crisis que desencadena un episodio violento—pero también a su cónyuge y a los hijos.
           

Invierta vida, tiempo y esfuerzos en la familia

Tenga en cuenta siempre que la familia es muy
importante para Dios

“En días pasados dialogué con mi esposo, después de mucho tiempo de no hacerlo, y encuentro que está bastante herido. Asegura que he descuidado la familia. Mi trabajo como administradora de un almacén de cadena a veces me ocupa hasta doce horas. Y, tal como van las cosas, sinceramente no sé que hacer. Pareciera que no hay mayor salida a este problema. ¿Me pueden orientar?”
J.M.R., desde Panamá, ciudad de Panamá

Respuesta:

Los seres humanos tenemos un problema: Nos ocupamos de todo, del trabajo, del estudio, de las relaciones sociales, menos del matrimonio.

Mida el alcance de sus palabras

Aprender a expresarnos mejora nuestras relaciones interpersonales
o las resquebraja... La decisión está en sus manos

“El sábado anterior, mientras hablaba con mi esposa, me dijo que estaba dispuesta a separarse. Me inquietó porque no tenemos mayores problemas; sin embargo, cuando hablamos, me contó de algo que le molestó hace dos años. Fue en medio de una discusión. Le dije algo que le molestó y ha seguido guardando esa incomodidad todo este tiempo. Estoy dispuesto a cambiar, y no se qué pensar, sinceramente, ni por dónde comenzar”
L.J.P., desde Managua, en Nicaragua

Respuesta:

El primer cambio que usted debe emprender, en el proceso de recobrar esa relación matrimonial, es medir cuidadosamente el alcance de las palabras porque es justamente a través de lo que dice, que ha causado mucho dolor a su esposa.

¡No puedo con las crisis en mi vida!


Tooda situación de crisis debemos someterla a Dios



 “Últimamente he enfrentado una seria de dificultades, de un lado en mi vida personal, y de otra con mi familia, que me tienen al borde del desespero. Honestamente no sé qué hacer. Por momentos he pensado en irme de casa, pero se que no es lo más apropiado. Incluso, he llegado a pensar en quitarme la vida. Aconséjeme, por favor sobre qué puedo hacer”.
J.K.L., desde Dallas, Texas.

Respuesta:

Imagine por un instante que todo a su alrededor está prosperando cuando inesperadamente los problemas tocan a su puerta. Usted no los llamó, pero llegaron. No uno, sino varios. ¡Ya lo pensó? Pues eso mismo es lo que experimentó el rey Ezequías, uno de los que marcó la historia de Judá.

La trampa de la fidelidad que destruye a la familia

Dios desea que seamos responsables con nuestras familias,
que velemos por nuestro cónyuge y nuestros hijos...

“Le confieso que una de mis mayores tentaciones es la infidelidad. No puedo resistir el trato con personas del sexo opuesto. Me genera tentaciones. No ha sido fácil vencer. He acudido a la oración, pero a veces ha sido muy difícil. Por momentos pienso sobre qué podría yo perder, si los demás lo hacen también. Hay momentos en los que estoy en una encrucijada…”
R.L.M., desde San Juan, Puerto Rico.

Respuesta:

Lucía se tomó el trabajo de velar porque su esposo estuviera sumido en un sueño profundo. Se acercó a la mesita de noche, sacó el celular de Rodrigo y miró los mensajes enviados. ¡Allí estaba la evidencia! Había dirigido siete frases amorosas a una joven que, comprobó tiempo después, era compañera de la oficina. Le estaba siendo infiel. Un golpe bajo. Lo sintió en el alma. Pensó en sus dos hijos, pero también en su dignidad. Decidió separarse…
 
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