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“Se me dificulta perdonar…”

El perdón nos hace libres y nos permite el crecimiento
personal y espiritual

 “Le escribo porque siento que el daño que nos hemos provocado como pareja, pero que a la vez ha terminado afectando a nuestros hijos, es algo que no puedo perdonar. Cada vez que estamos emprendiendo algo bueno en familia, recuerdo todos los conflictos que hemos vivido y, sinceramente, me desanimo. Realmente siento que no puedo perdonar, y pido su orientación”.
L.F.M., desde Caracas, en Venezuela:

Respuesta:

La frase del Obituario resultó contundente. Quienes la leían no podían creerlo. Decía: "Nació el 4 de enero de 1935 y murió el 30 de agosto de 2013. Le sobreviven seis de los ocho hijos a quienes se pasó la vida torturando de todas las formas posibles. Mientras descuidaba y abusaba de sus hijos más pequeños, se negaba a permitir que alguien más los cuidara o les mostrara compasión." Lo publicó el diario norteamericano Reno Gazette-Journal (RGJ).

            Patrick and Katherine Reddick escribieron el sorprendente recordatorio mortuorio, e incluso cantaron “Ha muerto la bruja”, que se puede apreciar en la película El Mago de Oz. Los hermanos Reddick argumentaron en el obituario que su objetivo era "estimular un movimiento nacional" en contra del abuso infantil en Estados Unidos. "Los hijos que le sobreviven ahora vivirán el resto de su vida en paz sabiendo que su pesadilla por fin tuvo una especie de cierre", escribieron.
            Pareciera, opinaron muchas personas, que los hijos estaban satisfechos con el deceso. El sepelio, antes que motivo de dolor, fue la oportunidad de sacar a flote todo el dolor que guardaban en el corazón.
            ¿Vive usted esta misma situación?¿Fue abusado por sus padres? Y vamos más allá: ¿Ha perdonado a sus padres, que le causaron dolor emocional y físico? La única forma de ser libres, aun cuando resulta un tanto duro, es perdonando. Es una forma de liberar al otro, y de liberarnos a nosotros.
            Russell Friedman, precisa que: "Cuando aquellos que han sido abusados o afectados con algún hecho doloroso, vuelven a narrar la historia de su dolor, no hay recuperación. ¿En dónde está la causa de ese ciclo de dolor?... Solo está reafirmando el dolor que se ha integrado; el dolor se vuelve su identidad. El dolor no es libertad, es la prisión".(Citado en CNN en Español. Edición digital. 03/10/2013)
            El especialista señala que algunos sobrevivientes de ese dolor  coinciden en que aferrarse al odio pese a que, como ocurrió en la historia de los hijos dolidos por los abusos de su progenitor, avergonzar públicamente al fallecido no cerrará el ciclo de una vida de dolor. En su criterio: “La única forma de superar el dolor que causa un personaje decisivo en la vida de una persona es perdonar, pero la definición de esa palabra a veces está mal entendida. El perdón no se trata de decir: 'Está bien' o de que 'aceptes' o 'apruebes' lo ocurrido… El perdón es aceptar que lo que ocurrió, ocurrió, y que ahora estás listo para soltar el bagaje, el dolor y el miedo".

Perdonar nos ayuda a crecer

Algo que aprendemos en el proceso de perdonar es que una persona, cuando lo hace,  ya no actúa con base en los sentimientos de venganza, ira o temor, sino que toma decisiones con base en su propio carácter. En caso contrari0, el dolor acompaña a la persona como una sombra, y siempre estará a las puertas el deseo de tomar venganza. Ese el propósito oculto que anima a quienes han sido heridos física y emocionalmente, por sus padres, una persona que aman o quizá alguien cercano.
            Probablemente usted es una de esas personas que ha experimentado el dolor. Sabe que las situaciones han golpeado su corazón y desea salir de esa cárcel. Nuestra sincera recomendación es que entregue esos sentimientos en manos de Dios. Someterlos a Él, es el mejor paso que podemos dar para ser libres; además es lo que enseñó el Señor Jesús: Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso.”(Mateo 11:28. NTV)
            Una joven universitaria con quien hablé hace algunos días enfatizaba lo difícil que es perdonar a quien le hizo daño. “Un familiar abusaba de mí desde la niñez, y aunque lo he intentando, siendo que no puedo perdonarlo”, dijo. Leímos la Biblia y en particular, pasajes donde Dios nos dice que si dependemos de Él, no solo tenemos asegurada la victoria (Cf. Filipenses 4.13) sino que nos ayudará a vivir los procesos de perdonar y seguir experimentando una vida plena.
            Es cuando nos rendimos a Dios, cuando le entregamos el dolor que anida en nuestro corazón, que podemos experimentar cambios, los mismos a los que se refiere el apóstol Pablo: En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes.”(Efesios 4:23. NTV)
            Hasta tanto perdonemos, seguiremos arrastrando una pesada cadena que nos ata al pasado, a vivir en el ayer, en esa época cuando no podíamos perdonar porque primaba el deseo de tomar venganza. El amor de Dios nos libera y permite que seamos transformados para experimentar la vida plena que Él tiene para nosotros (Cf. Proverbios 19:11)

No podemos seguir atados al pasado

Lo que recuerda Ricardo de su niñez, porque se tornó recurrente, eran las cuatro palabras que le marcaron para siempre y que su padre no se cansaba de repetir: "No sirves para nada". Incluso en la adolescencia despertaba sobresaltado escuchando esa frase que le causaba dolor y tristeza.
            --No podía acostumbrarme a que las cosas salieran bien—rememoraba--. Pensaba que en cualquier momento, algo fallaría y todo terminaría en fracaso, como lo decía mi padre. Creía que, en verdad, yo no servía para nada--.
            La imprecación de que era un inútil, lo seguía a todas partes como una sombra. Se convirtió en una enorme barrera cada vez que tenía enfrente una oportunidad. Sin proponérselo, revivían los incidentes en que su progenitor lo ofendía y declaraba que jamás llegaría a ser nadie.
            Cuando tuvo un encuentro personal con el Señor Jesús, el curso de su historia cambió. Comprendió que con ayuda de Dios podía llegar muy lejos, donde quiera que emprendiera un proyecto. Sus metas podrían materializarse, aun cuando tuviera todo en contra.
--Descubrí las enormes potencialidades que el Señor me proveyó. Desde antes que naciera, en sus propósitos eternos, yo era un ganador—explicó Ricardo al sustentar cómo había llegado a ser presidente de una compañía de sistemas informáticos.
            Cada vez que venían a su mente las palabras que otrora le llenaron de frustración; "No sirves para nada", las asumía como un reto para seguir adelante. No constituyeron desde entonces un obstáculo sino un aliciente para triunfar en todas las etapas de su existencia.
            Quien vive atado al pasado jamás disfruta el hoy. En la Biblia nuestro amoroso Padre celestial nos instruye a dejar atrás todo aquello que nos causa dolor y abrirnos a la vida que Él tiene para nosotros: "Pero olvida todo eso, no es nada comparado con lo que voy a hacer. Pues a punto estoy de hacer algo nuevo. ¡Mira, ya he comenzado!¿No lo ves? Haré un camino a través del desierto; crearé ríos en la tierra árida y baldía." (Isaías 43:18, 19. Nueva Traducción Viviente).
            Desde el momento en que recibimos a Jesús como Señor y Salvador, emprendemos una existencia renovada. Los hechos dolorosos no pueden seguir ocupando un lugar relevante en nuestro ser. Son cosa del ayer y allí deben quedar.
            Probablemente somos ustedes y yo quienes nos negamos a las enormes oportunidades que Dios tiene para nosotros. Miramos el ahora, el hoy, lleno de nubarrones con el panorama delante nuestro, totalmente ensombrecido. Eso es lo que "queremos ver", no lo que el Señor nos ofrece. Es necesario entonces, renovar nuestra forma de pensar (Cf. Romanos 12:2)
            Recuerde: Dios tiene lo mejor para usted. Basta que se decida a vivir conforme Dios lo quiere, en bendición y prosperidad, y no en ruina y fracaso como quizá se encuentra. Si tiene alguna inquietud, por favor, no dude en escribirnos. Ah, y por favor, que no pase este día sin que haya tomado la mejor decisión: recibir a Cristo como Señor y Salvador.

De los traumas a la victoria

El propósito de Dios es que experimentemos libertad
a través del perdón a quienes nos hacen daño
Rosa jamás podía olvidar las veces en que su madrastra la humilló y le recordó que la "habían recogido" porque su verdadera madre era irresponsable. Le dolía no solo recordar aquellas palabras ofensivas sino también, las agresiones físicas de que fue objeto.
            --Esa historia de dolor y tristeza me impedía dar amor y recibir amor—explicó la joven mujer-. Sin embargo, cuando Cristo me ofreció una nueva oportunidad, construí un futuro de esperanza y victoria a partir de ese pasado de angustia y desesperanza--. Hoy ha vuelto a sonreír.
            Esta secretaria ejecutiva aconseja a quienes enfrentan, al igual que ella, un ayer de derrota. Explica, con fundamento en su propio testimonio, que es posible salir adelante y obtener la victoria.
            Los hechos traumáticos—por el grado de impresión que generan en nuestras emociones y sentimientos—pueden ayudarnos a crecer en todas las áreas de nuestra vida. Es un principio que toma como fundamento en varios pasajes de la Biblia y con la que coinciden varios científicos de la Universidad de Buffalo, en Nueva York. Todo depende del manejo que le demos a los eventos.
            "Muchas experiencias que inicialmente resultan dolorosas, pueden convertirse en oportunidades para ser fortalecidos interiormente", asegura el profesor de sicología del establecimiento universitario, Mark Seery, quien realizó el análisis entre 2.398 hombres y mujeres de distintas edades.
            Concluyen los especialistas que los golpes de la vida pueden ser benéficos para la salud mental, ya que permite mejorar la adaptabilidad del ser humano ante los problemas en apariencia insolubles y fortalece la capacidad de resistencia ante las nuevas dificultades.
            En su criterio, es esencial que veamos el lado bueno de las adversidades y evaluemos cada situación con mucha calma para no tomar decisiones apresuradas. Este manejo de los hechos traumáticos nos vacuna ante futuros eventos que produzcan dolor emocional.
            A su turno la escritora y conferencista colombiana, Ayda Luz Valencia, autora del libro "Caminos para sanar", asegura que "El equilibrio depende de cuánto nos conozcamos, cuánto nos permitimos aceptarnos y de cuánto aprendemos a desprendernos de apegos y cosas del pasado. También depende de nuestra capacidad para perdonar y vivir el presente y prepararnos para el futuro. El asunto es que nos condicionamos a lo que diga a lo que dicta la sociedad o lo que nos dictó la familia desde que éramos pequeños. No podemos seguir flagelándonos con el pasado."(Diario colombiano ADN, miércoles 18u de mayo de 2011, página 10)
            Si vemos el mundo con un prisma derrotista, atados al ayer, jamás veremos lo hermoso que tiene Dios para nosotros hoy y lo prometedor y alentador que nos ofrece para el mañana.

Es posible perdonar con ayuda de Dios

Alguien a quien brindé orientación en la iglesia, insistía en que resultaba imposible olvidar los hechos que le impactaron. "Quiero seguir adelante, disfrutar la vida, pero inmediatamente aparecen las escenas de situaciones que me causaron dolor".
            En nuestras fuerzas no es posible. Si bien es cierto el apóstol Pablo explica: "No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro sólo en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos ha llamado por medio de Cristo Jesús" (Filipenses 3:13, 14. Nueva Traducción Viviente) Muchas personas reconocen que no resulta fácil dejar atrás los hechos traumáticos.
            Pero, ¿debe ser así? En absoluto. El Señor Jesús enseñó a sus discípulos y a nosotros hoy: "…Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo los haré descansar" (Mateo 11:28, Nueva Traducción Viviente).
            No es en nuestras fuerzas como logramos sobreponernos a los hechos traumáticos sino con ayuda de Dios. Él nos da la fuera para perdonar y trae sanidad a nuestras heridas emocionales. Es necesario descansar en Él. Y descansar en Él—nuestro amoroso Padre Celestial, no es otra cosa que entregarle todas nuestras cargas.
            Hoy es el día para emprender una nueva vida. Basta que le abra las puertas de su corazón. Jesús, el Señor, transformará una existencia. No deje pasar esta oportunidad. Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos a pastorfernandoalexis@gmail.com o llamarnos al (0057)317-4913705

© Fernando Alexis Jiménez

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