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¿Es pecado juzgar la profecía?

Las Escrituras nos instruyen sobre la
necesidad de evaluar las profecías


“El presidente de la sociedad de caballeros de la congregación a la que asisto dice que es profeta. Y lo planteo así, porque no siento paz cuando, en medio del culto, levanta su voz y expresa cosas como “Así dice Jehová: Vosotros sois pueblo rebelde”. Personalmente creo como teatral el asunto. Sin embargo muchas personas desean estar a su lado para que les dé profecía. En cierta ocasión, cuando puse en tela de juicio su don de profecía, me dijo que estaba cometiendo un pecado imperdonable. ¿Es eso así?¿Será un verdadero profeta?¿Cómo juzgar la profecía?”
J.M.M.M. desde Temuco, en Chile.

Respuesta:

Decenas de personas en el pasado eran proclives a ir a pitonisas, a hacerse leer las cartas, el tabaco y cuanto superstición—fruto del ocultismo—encontraban a su paso. ¿Cuál era su objetivo? Conocer qué habría de ser en el futuro. Cuando entran a militar en el cristianismo evangélico, muchos andan tras los profetas o quienes se dicen profetas, reemplazando su curiosidad y avidez por conocer “qué será mañana” antes que recibir una exhortación proveniente de nuestro amado Dios.


Su pregunta abre las puertas para que analicemos cuidadosamente este fenómeno que toma fuerza en América Latina. Todo, por supuesto, con fundamento en lo que dicen las Escrituras al respecto.

¿Avala Dios la profecía?

Sin duda, Dios avala la profecía siempre y cuando esté en consonancia con Su plan. El primer registro  específico acerca del ejercicio profético, lo hallamos cuando Dios manifestó juicio sobre el pueblo de Israel, fruto de su inclinación al pecado. Se encontraban camino del desierto, en un lugar llamado Tabera.

Moisés convocó al pueblo alrededor del Tabernáculo. “Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló; y tomó de espíritu que estaba en él, y lo puso en los sesenta varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron” (Números 11:25).

Observe cuidadosamente que si ocurrió, fue conforme al plan divino. Hablaron por inspiración de Aquél que nos creó. Y Moisés no se opuso en absoluto (Números 11:29).

Una primera gran conclusión a la que llegamos es que el pueblo de Dios puede ser utilizado como instrumento, pero es Jehová y nadie más que Él, quien pone en aquellos que son utilizados para su obra, el espíritu de profecía. Nadie puede ni debe autoproclamarse profeta para obtener reconocimiento en la congregación o poner en evidencia una supuesta “espiritualidad”.

Ahora bien, a los redimidos en Cristo también nos cobija el desenvolvimiento profético. Queda en evidencia cuando ocurre el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés. Los presentes hablaban en lenguas conforme el Espíritu les daba que hablasen.

¿Qué es entonces la profecía? Las Escrituras son claras al responder que se trata de un don de Dios: “Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; y a otros dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus...”(1 Corintios 12:6-10).

¿Todos ejercen la profecía? Hoy día muchos que no viven a Cristo ni con sus pensamientos ni con sus hechos, pretenden hablar en nombre de Dios, pero recuerde que la Biblia advierte que si alguien recibe ese don, debe hacer nacido de nuevo (Hechos 2:38, 39).

¿Qué se produce con la profecía?

La profecía no es para dar únicamente vaticinios halagüeños a los oyentes, como hacían las pitonisas en el mundo caído y carnal. Por el contrario, al ser utilizado por Dios, un profeta lleva a que todos aprendan y reciban exhortación (1 Corintios 14:31).

De igual manera, permite que los oyentes reciban –además de exhortación--, edificación y consuelo (1 Corintios 14:3).

Debemos estar alerta porque hoy muchos se llaman
"profetas" y no hacen otra cosa que engañar
¿Quiénes han sido profetas en la Biblia? En el Antiguo testamento encontramos a María, la hermana de Moisés (Éxodo 15:20, 21); Débora (Jueces 4:4, 5); Hulda (2 Reyes 22:14) y en el Nuevo Testamento hallamos a Ana (Lucas 2:36, 37);  a las hijas de Felipe el evangelista y a Agabo (Hechos 21:8-11).

La profecía debe ser juzgada


Lamentablemente quienes hoy día utilizan la profecía, o lo que ellos pretenden que es profecía, para beneficio propio, antes que bendición al pueblo de Jesucristo han traído críticas, dolor, frustración y hasta confusión.

No obstante y lo que digan quienes aspiran hablar y hablar sin que se mida el alcance de lo que dicen, deben reconocer que de acuerdo con las Escrituras, es bíblico que s juzgue la profecía (1 Corintios 14:29 Cf. 1 Tesalonicenses 19, 20).

¿Había meditado en el asunto? Si no es así, recuerde que en la profecía, puede darse una falta presunción: “Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová ha hablado?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él”(Deuteronomio 18: 21, 22).

Es posible que muchos de quienes se auto proclaman profetas lo hagan con soberbia o para manifestar a todos su elevado grado de “consagración y espiritualidad”. ¿Está bien esta actitud? En absoluto. No es del agrado de Dios. Es más, el pretendido profeta podría estar amparando prácticas ocultistas  (Isaías 8:19, 20; 2 Corintios 11:14, 15).

¿Cuáles son las condiciones que deben cumplirse?

En esencia encontramos que es verdad que alguien habla en nombre de Dios cuando.
a.- Lo que profetiza, se cumple;
b.- Lo que profetiza está en consonancia con las Escrituras.

Dios respalda a sus profetas, es decir, aquellos que realmente fueron llamados por él (Jeremías 28:9). ¿Y qué de quienes profetizan mentira? La Biblia es clara en anunciar que acarrean las consecuencias, que se derivan en maldición (Jeremías 14:13-16 Cf. Ezequiel 13:1-23).

Y antes de terminar es bueno tener en cuenta que no siempre la profecía es para “traer buenas noticias”; en buena parte de los casos es una exhortación de Dios para su pueblo, para que se vuelvan del pecado a la santidad.

A propósito, ¿Ya recibió a Jesucristo como su único y suficiente Salvador? Por favor, es importante: que no pase este día sin que haya tomado la mejor decisión, abriéndole las puertas de su corazón a Jesucristo….

Si tiene alguna inquietud, por favor, no dude en escribirme a pastorfernandoalexis@hotmail.com o llamarme al (0057) 317-4913705

© Fernando Alexis Jiménez

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