A toda persona se debe compartir las Buenas Nuevas de Salvación |
"Entiendo que una de sus áreas fuertes es la
evangelización. Lo digo por lo que he leído de sus escritos. Personalmente
junto con dos personas más de la iglesia ,
deseamos ir a los hospitales para compartir la Palabra de Dios. ¿Cómo
mira usted este ministerio?¿Acaso el evangelismo a una persona del común es
diferente para los enfermos y de qué manera?¿Cómo puedo emprender este
ministerio? Desde hace varios días en oración he sido inquietado sobre la
necesidad de llegar a hospitales y clínicas con el evangelio."
J.J.T. desde Maracaibo, en Venezuela.
Respuesta:
Su inquietud me hace recordar la intranquilidad que
embargó hace más de setenta años a Dawson E. Trotman. Es probable que el nombre
no lo asocie con nada o nadie; sin embargo Trotman fue el gestor de Los
Navegantes, una organización que trabajó intensamente en la extensión del Reino
de Dios mediante la proclamación del evangelio del Señor Jesús. Él y un amigo
se levantaban cada día antes de las cinco de la mañana y oraban hasta las
siete. Después se dirigían al trabajo. Su anhelo era que el Padre les mostrara
cómo ganar almas para Cristo. Y a la postre fueron gestores de un gran
movimiento internacional.
Sus biógrafos aseguran que no pasaba un día sin que le
hablara a alguien del amado Jesús. Su estrategia era el evangelismo individual.
Una persona a la vez. Una vez llevaban a alguien a conocer la Salvación que
encontramos en Jesucristo, emprendían la fase de discipulado y a su vez ese
cristiano, con bases sólidas, se encargaba de alcanzar otra persona con las
Buenas Nuevas. ¿Cómo prende la importancia de la estrategia? Era un verdadero
ciclo. El lema que les guió fue “Conocer a Cristo y darlo a conocer”.
Fiel a su filosofía de amor cristiano, Dawson E.
Trotman murió en aguas del lago Schrason, cerca de Nueva York, por salvar a una
joven de quien no sabía su nombre. El deceso se produjo en la tarde del 18 de
Junio de 1956.
Traigo a memoria a este magistral ganador de almas por
que nos ofrece una estrategia: ganar una persona a la vez. Aunque lo
anhelemos en el corazón, solamente podremos alcanzar a una persona. Es la forma
más eficaz de ganar alma. Aunque el hermano Trotman no escribió –que yo sepa—un
manual específicamente dirigido a la evangelización en hospitales, comparto con
usted y los lectores algunas consideraciones que serán muy valiosas.
El Señor Jesús se ocupaba de los enfermos
Nuestro amado Salvador Jesucristo tenía especial
cuidado de los enfermos. Ocupaban buena parte de su ministerio, como lo leemos
en la Palabra :
“Al ponerse el sol, le trajeron enfermos de diversas dolencias. Y él,
poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanó.”(Lucas 6:11).
Era avanzada la jornada, como podemos apreciar, y sin
embargo el Maestro tomó tiempo para ellos. Ministraba a sus vidas. Y
representaban especial significación para él ya que ellos no podían asistir a
las predicaciones en espacios abiertos.
La iglesia
ha descuidado el compromiso de ganar almas en hospitales y clínicas. E
infortunadamente cuando se han hecho avances, se incurre en errores por la
falta de prudencia para obrar. Los pasos propuestos a continuación, buscan
servir de guía.
¿Cómo ingresar al hospital?
Una persona enferma es imperativo que conozca el Evangelio de Salvación |
Es probable entrar al hospital o clínica con el
pretexto de ir a visitar a un enfermo. De hecho será así, pero ¿a cuál? Para
evitar tropiezos en esa misión, es importante que con antelación usted se haya
dirigido—puede ser verbalmente o por escrito—a las directivas de la
institución. El diálogo debe orientarse a explicarles cuál es su propósito.
Es posible que encuentre renuencia. No olvide que hay
quienes –antes que usted—quizá hayan sido imprudentes y por su beligerancia y
falta de tacto, no hayan dejado buen testimonio.
Si usted está en oración delante de Dios y ese
proyecto ha sido entregado en manos de Aquél que todo lo puede, no dudo que
encontrará las puertas abiertas en el momento oportuno.
Cuando tenga el permiso, se dirige al pabellón en el
que vaya a evangelizar y pide a la enfermera jefe de piso le informe qué
paciente no recibe visitas. No falta aquél de quien nadie se acuerda.
Recuerde al Señor Jesús cuando enseñó a sus discípulos
sobre el tiempo final. Dijo: “Entonces el Rey dirá a los de su derecha:
‘!Venid, benditos de mi Padre! Heredad el reino preparado desde la fundación
del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de
beber, fui forastero y me recibisteis. Estuvo desnudo, y me cubristeis;
enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mi.”(Mateo
23:34-35).
¿Cómo abordamos a los enfermos?
Cuando vaya a evangelizar en hospitales y clínicas,
recuerde que está tratando con personas afectadas por alguna dolencia. En algún
momento pueden mostrarse reacios o intolerantes. Es necesario comprender esta
situación y avanzar con mucho tacto.
Si desea asegurar la victoria, vaya en el nombre de
Jesucristo y bajo una cobertura de oración a Dios. Es esencial. Sólo de esta
manera encontrará la sabiduría para abordarles. Puede solicitarle unos minutos
para hablar con él o ella. Le explica que está interesado en su estado de
salud. A continuación le refiere que el Señor Jesús se interesaba por los
enfermos y en el caso que le ocupa, dígale que usted está convencido que el
Hijo de Dios quiere ayudar.
No olvide llamar al paciente por su nombre. Es
fundamental. Hay preguntas que ayudarán como son: “¿Cómo se siente?”, “¿Cuánto
tiempo lleva en el hospital?”. Evite sentarse en la cama. Hágalo en un
asiento.
Hable con voz baja, suave, sin acelerarse. No lo haga
en voz alta. Si el enfermo quiere direccionar la conversación a un tema
polémico, no siga el juego. Lo que menos conviene es entrar en disputas por
razones teológicas, sociales o políticas. Tenga mucha paciencia. Es probable
que inicialmente experimente rechazo. La perseverancia es la clave, recuérdelo.
No demore mucho la visita y por ende la
evangelización. Sea breve pero contundente. Tenga presente que el centro de su
mensaje es presentar a Jesucristo como Salvador y como Sanador. Cuando se vaya
a retirar, deje su nombre completo, dirección y teléfono.
Hace pocos días escuché a un pastor argentino, Luis
Perini, que predicó en nuestra congregación, en Santiago de Cali. Refirió de
qué manera evangelizar a personas en los hospitales le trajo muchas
satisfacciones. Entre ellas, el que después de ser dados de alta de la
institución clínica, habían sido cristianos fieles al Hijo de Dios. Todo ello,
producto de su labor callada en los hospitales.
Animo, adelante y recuerde: evangelizar a los enfermos
forma parte de la Gran
Comisión que nos legó Cristo.
© Fernando Alexis Jiménez
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