Es fundamental que permitamos que Dios ocupe el primer lugar en nuestra familia |
“Quiero un consejo. Como familia
tenemos muchas dificultades. Con mi esposa, literalmente no nos podemos
entender. He hecho todo lo que está a mi alcance, pero no ha sido posible
llegar al menos, a un grado mínimo de entendimiento. ¿Cómo podemos ser felices,
si pareciera que en el hogar todos terminan chocando?”
L.R.M.,
desde Caracas, en Venezuela.
Respuesta:
Los
matrimonios de nuestro tiempo están en crisis. Las relaciones de pareja, ante
el más mínimo asomo de incomprensión, dejan aflorar la posibilidad de acudir al
divorcio. No les preocupa, por orgullo y egoísmo, el futuro de sus hijos.
Un
alto índice de chicos y chicas inmersos en las drogas, las pandillas, una vida
sexual promiscua y la violencia, provienen de hogares disfuncionales. Los
padres no se entendían, los dejaron a la deriva, y con el paso de los años, se
aprecian las consecuencias.
Basta
que examine las estadísticas de cualquier país para que compruebe que más del
30% de quienes contraen nupcias, terminan separándose antes de los diez años.
¿Es ésta la voluntad de Dios? Sin duda que no. En su propósito eterno ha estado
siempre el que vivamos un estado de armonía, crecimiento y felicidad familiar.
Esto solo es posible cuando Dios ocupa el primer lugar en nuestra casa.
La felicidad:
la voluntad de Dios para la familia
¿Por qué
afirmamos que la voluntad de Dios es la felicidad del hogar? Es una buena
pregunta que tiene, a su vez, una muy buena respuesta. La razón es muy
sencilla. Fue nuestro amado Padre celestial quien instituyó la familia como
leemos en las Escrituras durante el proceso de creación. Una vez hubo creado
todo “…Después, el Señor Dios dijo: «No es bueno que el hombre
esté solo. Haré una ayuda ideal para él». Entonces el Señor Dios formó de la tierra todos los
animales salvajes y todas las aves del cielo. Los puso frente al hombre para ver cómo los llamaría, y el hombre escogió
un nombre para cada uno de ellos.”(Génesis 2:18, 19. NTV)
Dios debe reinar en nuestra vida y dondequiera que nos encontremos |
Si
bien es cierto los esposos tenemos el liderazgo, ese liderazgo sólo estará
completo cuando participa la esposa. Igual, ellas están llamadas a reconocer el
liderazgo de su marido y no a tratar de imponer su criterio en todo.
La familia
alcanza felicidad cuando reina el amor
Las crisis de los hogares comienzan cuando se producen
desavenencias, fruto del orgullo, y se deja de lado el amor que debe primar en
todo lo que hacemos. El esposo debe amar a su esposa, y ella a su vez, al
hombre que Dios le ha dado como compañero en el largo pero a la vez
enriquecedor trasegar del matrimonio.
En la
relación debe prevalecer el respeto, como enseña el apóstol Pablo: “De la misma manera, el
marido debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo. Pues un hombre que
ama a su esposa en realidad demuestra que se ama a sí mismo. Nadie odia su
propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida tal como Cristo lo hace por la
iglesia.”(Efesios 5:28, 29. NTV)
También,
en el mismo capítulo, enseña: “Por eso les repito: cada hombre debe amar a su esposa
como se ama a sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido.”(Efesios
5:33. NTV)
Acostumbrarnos
a convivir en pareja no es fácil. Jamás lo será. Es algo que no aprendemos en
la Universidad. Lo asimilamos conforme pasa el tiempo. Es cierto que los
problemas amenazan con corroer la relación de pareja, pero no podemos
permitirlo. Cuando se sienta desilusionado de su pareja o quizá de sus hijos,
recuerde que más es lo bueno que acompaña a cada ser humano, que los errores
que empañan la relación.
La
felicidad familiar no llega si amenazamos con el divorcio
Jamás olvide que el divorcio no ha
sido ni nunca lo será, un estado que Dios haya contemplado. El divorcio, por el
contrario, es la ruptura de algo que Dios instituyó como lo es la familia.
En
alguna ocasión un grupo de judíos fueron ante el Señor Jesús para preguntarle
sobre el divorcio. “Jesús les respondió: —Moisés
escribió ese mandamiento solo como una concesión ante la dureza del corazón de
ustedes, pero
desde el principio de la creación “Dios los hizo hombre y mujer”. “Esto explica por qué
un hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se
convierten en uno solo”. Como ya no son dos sino uno, que nadie separe lo que
Dios ha unido.”(Mateo 10:5-9. NTV)
Les
ruego que lea de nuevo la enseñanza del
Señor Jesús. ¿Acaso alguna vez ha contemplado la posibilidad de separarse?
Tenga presente que está yendo en contravía de la voluntad de Su Creador.
¿Qué hacer entonces? Orar. Es el
camino para que nuestro amado Señor haga posible lo imposible. Nuestro Dios
es un Dios de milagros, y si Él es el Dios de la familia, Él transformará su hogar.
Permita
que Dios gobierne en su hogar
Cuando Dios ocupa el primer lugar en
nuestra relación matrimonial, absolutamente todo cambia. Los problemas se
resuelven, hallamos salidas a las crisis, y de verdad podemos decir que
avanzamos hacia la felicidad familiar.
Nuestro
Señor Jesús impartió esa valiosa instrucción: “«Pero aún más bendito es todo el que escucha la palabra de Dios y la
pone en práctica».”(Lucas 11:28. NTV). Poner a Dios en
primer lugar y aplicar los principios y valores que nos enseña, son el
fundamento para ser felices.
Es
fundamental que rindamos nuestra familia a Aquél que creó la institución
familiar. Él sabe cómo hacer las cosas, y nos ayuda a resolver las
dificultades, como enseña el apóstol Pedro: “Así
que humíllense ante el gran poder de Dios y, a su debido tiempo, él los
levantará con honor. Pongan todas
sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de
ustedes.”(1 Pedro 5:6, 7. NTV)
La felicidad al interior de la familia es posible
cuando Dios gobierna todo lo que hacemos. Hoy es el día para rendir nuestro
hogar en Sus manos. Podemos tener la certeza de que no nos arrepentiremos. Si
no ha recibido aún a Jesús como el Señor y Salvador de su vida, hágalo. Es la
mejor decisión. Si tiene alguna inquietud, por favor, no dude en escribirme
a pastorfernandoalexis@gmail.com o llamar al (0057)317-4913705.
© Fernando
Alexis Jiménez
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