El tiempo de ayuno es tiempo de búsqueda de Dios |
“Siempre me he preguntado sobre las
razones que llevan al ayuno?¿Deben todos los cristianos ayunar?¿En qué me
beneficia ayunar? Lo digo porque me resulta muy complicado ayunar. Es de las
reuniones, al menos de las que realizan en la iglesia, a las que menos me gusta
ir.”
F.G.J., desde Managua, Nicaragua:
Respuesta:
Puedo
asegurarle que, si hiciéramos una encuesta entre los cristianos, le dirían
muchos que—sencillamente—no les gusta ayunar.
¿Se
ha encontrado alguna vez en una situación en la que—humanamente—no sabía qué
decisión tomar? Es comparable a encontrarse en un camino que, sorpresivamente se
bifurca y no hay cerca de nosotros que nos pueda indicar en qué dirección
orientarnos. Todos alguna vez, en un momento específico, hemos experimentado
esta incertidumbre. Lo grave del asunto es que, generalmente, siempre tomamos
la decisión equivocada.
Nehemías,
uno de los hombres de mayor significación en la historia de Israel, se
encontraba sirviendo en la corte real –a muchos kilómetros de Jerusalén y bajo
un gobierno distinto al de su país--, cuando recibió la noticia de que la
capital de su Nación se encontraba en ruinas.
¿Qué
hacer?¿Cómo abordar al rey para asumir la tarea de reconstruir los muros?¿Cuál
sería la estrategia para derribar los obstáculos?¿Cómo financiar un proyecto de
dimensiones tan grandes?
Ante
esta situación, tomó la mejor determinación: “Cuando oí
esto, me senté a llorar. De hecho, durante varios días estuve de duelo, ayuné y
oré al Dios del cielo…” (Nehemías 1:4. NTV)
Los
momentos críticos de nuestra existencia debemos someterlos en manos de Dios, y
orar porque Él nos oriente, llevándonos a tomar las decisiones apropiadas en el
momento indicado.
Algo
sobre lo que deseo llamar su atención es que la oración y el ayuno, en un
hombre o mujer que se caracterizan por la búsqueda sincera de Dios, son
herramientas fundamentales. ¿La razón?
El
Señor Jesús nos llama a vivenciar una espiritualidad de compromiso y
consagración y tal consagración la testimoniamos delante de Él cuando sometemos
nuestra carne mediante el ayuno. Aquí es importante anotar que el ayuno y la
oración nos acercan al Padre, a Su Presencia.
Tres tipos de ayuno
Nuestro Señor Jesucristo advirtió sobre la
importancia de hacer ayuno, oración e incluso ofrendar, pero delante del Señor
y no de los hombres para ser tenidos por muy espirituales: “¡Tengan
cuidado! No hagan sus buenas acciones en público para que los demás los
admiren, porque perderán la recompensa de su Padre, que está en el cielo. Yo, Jesús, les digo la verdad, no recibirán otra
recompensa más que esa.”(Mateo
6:1. NTV)
Ayunar no es no es
únicamente sacrificio o abstinencia, sino un tiempo de búsqueda del Señor. No
está bien que todos alrededor se enteren que estamos ayunando. Eso sería buscar
la gloria de los hombres. El ayuno es uno de los pasos en la búsqueda de
intimidad con el Señor, en el que sometamos los deseos de la carne a los deseos
del Espíritu.
Cuando
vamos a las Escrituras, encontramos específicamente, tres tipos o formas de
ayunar:
a.
Abstinencia de alimentos (Lucas 4:2)
b.
Abstinencia de alimentos y de líquidos (Esdras 10:6)
c.
Abstinencia de la relación sexual con la pareja, mediante mutuo consentimiento
mientras buscan de Dios (1 Corintios 7:3-6)
Por
favor, tenga en cuenta que ayunar—en cualquiera de sus variables—no debe ser
mirado como un sacrificio sino como una forma de sometimiento a Dios. Cabe aquí
tener en cuenta la apreciación del autor y conferencista internacional, Charles
Stanley, quien señala: “A lo largo de la
Biblia Dios guió a su pueblo a ayudar y orar. Y cada vez que el pueblo ayunaba
y oraba. Dios puso en acción su poder sobrenatural para hacer lo que fuera
necesario con el fin de satisfacer sus necesidades. Ya fuera provisión de
sabiduría o la derrota de un enemigo, Dios fue fiel en cumplir.”(Charles
Stanley. “Trátelo con oración”. Editorial Vida. EEUU. 1996. Pg. 38)
Dios
ha respondido, y sin duda, seguirá respondiendo a las oraciones de Su pueblo.
Él reconoce cuando hay disposición de corazón para buscarle, disposición que
testimoniamos con el ayuno.
¿Cuáles son nuestras motivaciones para ayunar?
Si
tomamos como base el hecho de que el ayuno encuentra complemento en la oración,
y en muchos casos, en las ofrendas (Cf. Mateo 6:1-18), es fundamental que
tengamos muy claro el por qué lo hacemos.
Hay
quienes al ayunar buscan bajar kilos, lo que no es muy espiritual, como tampoco
el hacerlo en la congregación incluso por encima del horario que se fijó
inicialmente, para que todos aprecien nuestro alto grado de espiritualidad.
Le
invito a considerar tres preguntas cuando vaya a dedicar tiempo a ayunar:
a. ¿Por qué voy a ayunar? La respuesta está en sus manos. ¿Procuro intimidad con
Dios?¿Estoy tras un milagro?¿Lo hago por obligación o, por convicción? Póngase
la mano en el pecho para ser muy honesto al responder.
b. ¿Estoy ayunando para guardar las apariencias de espiritualidad? Infinidad de personas
son amigas de estar contándole a todos, que van a una jornada de ayuno. Esas
expresiones de espiritualidad les ayudan a tener reconocimiento entre otros
creyentes. No es, dicho de paso, lo mejor que deberían hacer. No honran a Dios,
se están honrando así mismos.
Si buscamos a Dios en ayuno y oración, Dios se deja encontrar de nosotros |
c. El ayuno sin búsqueda de Dios no es otra cosa que aguantar hambre. Leí hace pocos días en
una revista, que el ayuno era recomendado
para perder peso. Inmediatamente pensé que las personas veían esta práctica
espiritual más como una dieta que como un camino de búsqueda de intimidad con
el Señor.
Cuando
vamos a las Escrituras, encontramos registro sobre relatos de hombres de Dios
quienes le buscaron en ayuno y oración en momentos específicos, muchos de los
cuales demandaban respuestas del Señor a necesidades o crisis (Éxodo 34:28;
Salmo 69:10; 2 Crómicas 20:3; Daniel 9:3; Lucas 4:1, 2; Hechos 13:2, 3)
Cito
nuevamente al autor y conferencista internacional, Charles Stanley, cuando
anota: “Orar, dar y ayunar son actos
personales de adoración, y por lo tanto, se debe hacer en secreto. Debemos
hacerlo por amor a Dios, no porque anhelamos la alabanza del mundo. Si hacemos
esas cosas por la alabanza del mundo, entonces esa es la única bendición que
recibiremos.”(Charles Stanley. “Trátelo con oración”. Editorial Vida. EEUU.
1996. Pg. 37)
No
olvide que mediante el ayuno sometemos nuestros apetitos al Espíritu Santo. Ayunar
nos permite entregar a Dios nuestros temores e incertidumbres y, además, hace
posible encontrar respuesta divina a nuestros interrogantes e inquietudes
(Nehemías 1:4)
Dios responde al ayuno
Resulta interesante buscar los
registros bíblicos cuando se alude al ayuno por parte de hombres y mujeres que
procuraban conocer Su voluntad. El primero y más significativo hecho, es el
tiempo que nuestro amado Salvador Jesucristo se apartó al desierto. Dice el
Evangelio que nuestro Señor “…fue tentado por el
diablo durante cuarenta días. Jesús no comió nada en todo ese tiempo y comenzó
a tener mucha hambre.” (Lucas 4:2. NTV) El buscar del Padre celestial en ayuno y
oración, fortaleció a Jesús nuestro Redentor, en esos momentos críticos.
También
buscó el rostro del Supremo Hacedor, el escriba Esdras, en un momento crucial
para Israel: “Luego Esdras se retiró
de la parte delantera del templo de Dios y fue a la habitación de Johanán, hijo
de Eliasib. Pasó la noche allí sin comer ni beber nada. Seguía en duelo
a causa de la infidelidad de los que habían regresado del destierro.”(Esdras
10:6. NTV) ¡Dios no se hizo esperar, y respondió a ese tiempo especial de búsqueda!
Por
último y en medio de los múltiples registros Escriturales que hay sobre el
ayuno y la oración, me permito citar a los apóstoles. Procuraban la guía de
Dios para contribuir a la extensión del Reino. “Cierto día,
mientras estos hombres adoraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo:
«Consagren a Bernabé y a Saulo para el trabajo especial al cual los he
llamado». Así que, después de
pasar más tiempo en ayuno y oración, les impusieron las manos y los enviaron.”(Hechos
13:2, 3. NTV)
Estoy
firmemente convencido que, si en medio de una situación particular busca al
Señor en ayuno y oración, encontrará respuestas. Es un camino especial, que toca el corazón de Dios
porque nos humillamos en Su Presencia. Él nos lleva a nuevos niveles, cuando
procuramos respuesta a nuestros interrogantes, a un milagro que pedimos, a la
necesidad de crecimiento personal y espiritual o cualquiera otra motivación de
orden espiritual.
Si
tiene alguna inquietud, por favor, no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com o
llamarnos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
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