¿Sabías
que la falta de perdón es una de las principales causas de estancamiento en tu
vida cristiana? Es probable que hayas aprendido a vencer la tentación con ayuda
del Señor Jesucristo; aún así sientes que tu avance es lento, como si caminaras
sobre la arena. Te preguntas, ¿qué ocurre... ?
Hoy
aprenderás algo de suma importancia para tu crecimiento espiritual y personal:
¡Debes perdonar!
Tres actitudes de quien no perdona
Quien
se niega a perdonar asume tres actitudes: la primera es: “Déjame el privilegio de guardar rencor o resentimiento hacia ti así el
incidente haya ocurrido mucho tiempo atrás”; la segunda: “Permíteme continuar arrastrando mi amargura
porque, aunque puedo ser libre al perdonarte, prefiero seguir sumido en esta
situación angustiosa” y, la tercera es: “Aunque Dios perdona mis pecados, me inclino por desconocer el amor
divino sembrado en mi corazón al aceptar al Señor Jesús como Salvador para
seguir cosechando tristeza fruto de no perdonar”.
Si
cierras la puerta al perdón es tanto como que optes por vivir con un pesado bulto a
cuestas. Te seguirá a todas partes, como una sombra. ¿Por qué decides proseguir
así? Porque quizá estás luchando en tus propias fuerzas y no en las de Dios.
¿Qué
pasos seguir?
Te preguntarás “¿Qué debo hacer para perdonar?”. Es un proceso en el que irás paso
a paso. El Señor Jesucristo estará contigo. No estás solo. Y, ¡podrás vencer!
1.-
Examina tu corazón
En primera instancia, es necesario
examinar tu corazón y aceptar que la falta de perdón hacia quienes te rodean,
se convierte en una enorme barrera para crecer a nivel espiritual y personal.
En cierta ocasión hablé con un escalador.
Sube altas montañas de nuestra amada Colombia. “Conforme uno escala, el peso del equipaje se torna más difícil de
llevar. En ocasiones es necesario abandonarlo en la montaña. Es la única forma
de poder ascender”, me explicó.
Igual con el peso del rencor, el odio y
el resentimiento. Te ata. Impide que crezcas espiritualmente. Incluso, pone una
barrera en tu relación con Dios porque sientes la conciencia acusándote por no
perdonar. ¿Estarías dispuesto a continuar así? Sin duda que no.
2.-
Identifica por quién sientes falta de perdón
Un ejercicio sumamente edificante es que,
tras haber orado a Dios quien conoce lo más profundo de tu corazón (Salmo 7:9),
revises mentalmente a qué personas se te dificulta perdonar. Es fundamental
para que puedas ser sano. Incluso, evalúa si vale la pena que sigas manteniendo
rencor o resentimiento cuando el incidente ya pasó y, como tal, quedó en el
pasado. Es probable incluso que el ofensor haya olvidado la falta.
3.-
¡Abandona tus cargas!
Recuerda siempre que en la vida cristiana
debes guardar una constante disposición a revisar dónde has fallado, qué
correctivos debes aplicar y –por supuesto-- proseguir.
Hacerlo, debe llevarte a tomar tiempo
para un examen sincero, exento de toda permisividad, acerca de dónde estás
errado.
El apóstol Pablo, a las puertas de ser
sacrificado, escribió: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea
perfecto; si no que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui
también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya
alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y
extendiéndome a lo que está por delante, prosigo a la meta, al premio del
supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”(Filipenses 3:12-14).
Tú
y yo no somos perfectos. Siempre será necesario revisar todo cuanto haces. Una
y otra vez descubrirás muchas fallas, tanto en el carácter como en la forma de
pensar y de actuar. Recuerda que quienes sufren con tu actitud de no perdonar,
además de ti, son aquellos que nos rodean. ¿Qué debes hacer entonces? Arroja
las cargas de ti. ¡Hoy es el día para abandonarlas!.
4.- No luches en tus propias fuerza
Si pretendes perdonar dependiendo de tus
fuerzas humanas, de seguro fracasarás. En tu condición de ser humano tienes un
extraordinario mecanismo que te permite guardar incidentes, imágenes y
recuerdos, en un lugar específico que se conoce como el subconsciente. Y esos
hechos afloran cuando menos lo esperas. De ahí que tu esfuerzo por perdonar se
ve traicionado cuando estás frente a la persona que te hizo daño. Entonces,
dependiendo de tus capacidades es casi imposible lograr hacerlo.
Es importante aprender la importancia de perdonar |
El apóstol Pablo era consciente de las
limitaciones que tenemos para muchas cosas. Y por esa razón que escribió: “Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece”(Filipenses 4:13).
Alguien expresó su desilusión porque
siempre fracasaba en su propósito de perdonar. “Lo intento. Mantenía resentimiento hacia alguien. Transcurrieron una o
dos semanas en calma pero de nuevo caí en ese estado de resentimiento”,
decía. ¿Cuáles alternativas tenía? Dos opciones. La primera, reconocer que no es literalmente “imposible” cambiar si nos movemos en nuestras fuerzas. La segunda,
que sólo es posible cuando le decimos: “Señor,
no puedo en mis fuerzas, pero si me ayudas, sé que podré vencer el problema que
tengo con la falta de perdón”. ¡Tú
puedes vencer!
Si no perdonas, te haces daño
La falta de perdón trae problemas a tu
vida material, física y espiritual.
Perdonar es un precepto bíblico. El Señor
Jesús lo expresó así: “...Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced
bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen...
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis?¿No hacen también
lo mismo los publicanos?”(Mateo 5:44-46).
Debes tener claro,
entonces, que estás llamado a perdonar. Es fundamental para que alcances la
meta de crecer a nivel personal y espiritual, que sin duda el propósito te has
fijado ahora que conoces al Señor Jesús como tu único y suficiente Salvador.
Aplicación personal:
1.- ¿De qué manera la falta
de perdón afecta nuestra vida espiritual?
2.- ¿Recuerda cuáles son
las tres actitudes de quien se niega a perdonar a su prójimo?
3.- ¿Recuerda por qué es
importante examinar nuestro corazón como paso previo hacia el perdón?
4.- ¿Por qué es importante
a quienes tienes dificultad para perdonar?
5.- ¿Qué nos dice la Biblia en cuanto al
corazón?¿Conoce Dios lo que guardamos en él?(Salmo 7:9)
6.- ¿Qué plantea Pablo en
torno a hechos traumáticos que nos ocurrieron en el pasado? (Filipenses
3:12-14).
© Fernando
Alexis Jiménez – (0057)317-4913705
0 comentarios:
Publicar un comentario